El verdadero Tabernáculo y el efímero Templo

Esteban Polo – Febrero 2015

El Tabernáculo y el Templo fueron por siglos la parte central del culto a Dios; el Templo puede ser considerado como la actualización humana del Tabernáculo, y en algunos pasajes de la Biblia se usa la palabra Templo para referirse al Tabernáculo (1ra Samuel 1; Apocalipsis)

El Tabernáculo de Moisés

El tabernáculo es una carpa o tienda, instruida por Dios a Moisés en el monte Sinaí juntamente con las tablas de la Ley, para que la construyera con el pueblo de Israel. Dios habitaría en el lugar Santísimo, la parte más interior de esa carpa.

En el patio exterior del Tabernáculo se sacrificaban continuamente animales, para perdón de pecados o como gratitud.

En el interior de la tienda había dos cámaras, la primera era el lugar Santo donde solo podían entrar los sacerdotes, y la segunda era el lugar Santísimo, donde solo podía entrar el Sumo Sacerdote una vez al año para purificar sus pecados y los del pueblo de Israel, allí estaba el Arca del Pacto o de la Alianza, una caja de madera forrada de oro, que contenía las tablas de la ley, la vara de Aarón y el maná, como tapa de esa caja estaba el propiciatorio, hecho de oro fino, donde las figuras de dos querubines con sus alas protegían el lugar donde Dios habitaba.

El pueblo de Israel transportó el Tabernáculo durante los cuarenta años que anduvo en el desierto, y al entrar a la tierra prometida, fue establecido en diferentes lugares.

El Templo

El Rey David, se propuso construir un Templo, pues consideraba que él habitaba en el palacio real con todos sus lujos, mientras Dios lo hacía en una carpa (2 Samuel 7); las diferencias eran notorias, la carpa era pequeña al lado del palacio, no tenía piso, sus paredes eran cortinas, y su aspecto exterior no era agradable, pues la cubierta exterior era de la piel gris de tejón, un mustélido de pelo corto y tosco. Dios aceptó la propuesta de David, pero no permitió que él la construyera, sino su hijo Salomón, pues David había derramado mucha sangre en sus victorias militares. David además planeó el servicio de los levitas músicos y cantores, y lo implementó en el Tabernáculo.

Salomón recibió el diseño de David, y estando en la época más próspera del reino de Israel, construyó el Templo (1 Reyes 6-7) , un impresionante edificio, donde se reprodujo el lugar Santo y el lugar Santísimo del Tabernáculo, pero al doble de sus dimensiones, ambas cámaras estaban totalmente cubiertas de oro por su interior.

Salomón transportó el arca del pacto desde el Tabernáculo hasta el Templo, y el servicio de los levitas músicos y cantores también; con el tiempo el Tabernáculo fue olvidado.

La riqueza, esplendor y gloria de ese Templo no tienen comparación; pero este primer Templo fue destruido unos 400 años después por los babilonios. Fue vuelto a construir pero no con toda su gloria por Zorobabel, y sufrió saqueos por parte de los enemigos de Israel. El rey Herodes, pocos años antes de que Jesús naciera, volvió a restaurar gran parte de la gloria del primer Templo; el cual fue finalmente destruido en el año 70 D.C. por el general romano Tito.

El Tabernáculo versus el Templo

Como mencionamos anteriormente la comparación física entre ambos era abrumadora a favor del Templo; sin embargo debemos recordar que el Tabernáculo fue un diseño de Dios, en cambio el Templo fue un diseño del hombre aceptado por Dios, aunque no con alguna advertencia como lo hizo sobre la monarquía. Los israelitas luego de conquistar la tierra prometida tenían Sacerdotes, Jueces y Profetas, sin embargo observaron que las demás naciones tenían reyes, y ellos también querían tener uno, Dios lo concedió, pero advirtiéndoles de las dificultades que esto traería. Asimismo, los dioses paganos tenían sus templos, así fue en Egipto, y en todas las demás naciones con las que Israel tuvo guerras y batallas; de allí sacó David la idea del Templo, pues Dios nunca lo insinuó ni instruyó. El mismo Salomón cuando consagraba el Templo dijo que Dios no habitaba en templos hechos por los hombres (1 Reyes 8), también lo dijo el profeta Isaías en tono de denuncia (Isaías 66), esto mismo lo repitió Esteban el mártir (Hechos 7) y el apóstol Pablo (Hechos 17).

El verdadero Tabernáculo

Sin embargo, el Tabernáculo de Moisés es una copia del verdadero Tabernáculo, el cual está en el cielo. Cuando Dios le instruyó a Moisés en el Sinaí, le presentó un modelo del Tabernáculo verdadero, el celestial; el autor de Hebreos lo explica, y dice que el Tabernáculo de Moisés era solo una figura, una sombra, del Tabernáculo celestial.

Además el autor de Hebreos menciona que Jesús presentó su sacrificio, no en el Tabernáculo de Moisés, sino en el verdadero, el celestial; y lo hizo una sola vez, sellando así la redención (Hebreos 8 y 9).

El Templo ya no es mencionado en el Apocalipsis, sino cuando se refiere al Tabernáculo (Apocalipsis 15:5), y cuando al final son presentados los nuevos cielos y la nueva tierra, se afirma que no habrá allí Templo, pues Dios es nuestro Templo; pero allí sí estará el verdadero Tabernáculo (Apocalipsis 21:3).

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